Y si me equivoqué? Y si no debí marcharme...

Y si me equivoqué? Y si no debí marcharme...

Es tan difícil decir adiós, y más aún cuando no quieres irte.

Tomar una decisión como la de despedirnos y salir corriendo, aceptar que debemos retirarnos a tiempo, o a destiempo porque debimos hacerlo mucho antes... No es fácil.

Siempre dicen que sufre más aquel que se queda y no aquel que se va. Realmente las cosas nunca serán ni de color blanco ni de color negro . Existe una escala de grises casi infinita en la que seguramente ambos experimentéis el sentimiento de la pérdida, el dolor y la frustración.

Cuando te vas, previamente has pasado por una dura aceptación de que lo que tenéis no es lo que deberíais de estar teniendo, o de que la vida por circunstancias jodidamente jodidas no os está permitiendo ser los felices que podríais ser. Y no sé qué pensar, porque aceptar que algo que deseas no va a ser posible es tan difícil como asumirlo cuando esa persona te lo dice.

Es cierto, ser dejado duele, nadie puede negarlo, pero después de dejar , alguien ha pensado en las dudas, el remordimiento y el arrepentimiento? Ahí surgen las preguntas “y si he hecho mal..?, y si nadie va a hacerme sentir igual...?”.

Probablemente ninguno de los dos se pueda poner en el lugar del otro, porque quien no lo vive, no lo sabe. Además de eso, como si no fuera suficiente, después de la separación empiezan las ansiadas ganas de aparentar, a ver quién está mejor, a ver quién lo pasa mejor y está menos afectado...porque sí , se ha acabado y ambos sufrís, pero siguen las dudas “parece que no me quería tanto, qué fácil soy de olvidar, tan poco he significado..?” Si no fuera por nuestro ego y nuestras ganas de aparentar indiferencia, probablemente podríamos entendernos mejor, pero claro, a quién pretendo engañar, todos sabemos que no hay espacio para la comprensión, la coherencia, y la indiferencia en medio de tanto amor herido.